© María Peregrina - Actriz y formadora
Artista
Artista gamberra y disfrutona, Actriz especialista en comedia. Escribo y dirijo con talento, a mi manera. Organizo y facilito talleres de teatro terapéutico, donde a través de las herramientas de la comedia teatral experimentamos, liberamos, sanamos y compartimos desde la risa, el juego y el placer.
María Peregrina: el arte como cuerpo, escritura y destino
Por Constance…
María Peregrina no interpreta: habita. Cada personaje que construye sobre el escenario es una nueva piel, una nueva respiración, una nueva gramática del gesto. Como actriz, es un torrente de matices, capaz de pasar del delirio más hilarante a la más sutil de las emociones con una fluidez magnética (así lo hemos visto quienes hemos tenido la fortuna de verla sobre el escenario).
La versatilidad de María no responde únicamente a una fórmula o una técnica depurada, se debe también a la intuición profundamente artística… toda sensibilidad, voluble y sentimental. La Peregrina lee la materia humana con la mirada de quien aprendió a escuchar el murmullo invisible de los seres y las cosas.
Su terreno natural es la comedia, entendida como revelación y forma de entender la realidad. Con un dominio absoluto del ritmo escénico, se sumerge en personajes tan distintos como inolvidables: cada uno con voz propia, cadencia particular e historia inscrita en la mirada. La comedia, en manos de María, se vuelve herramienta crítica, una forma de libertad y conocimiento.
Pero el universo creativo de María Peregrina no se agota en el cuerpo que actúa. Escritora de una inteligencia filosa y una imaginación viva, ha desarrollado un lenguaje propio en la dramaturgia contemporánea. En sus textos, la precisión narrativa convive con el riesgo estructural: la risa en alianza con la inquietud. Es autora y directora de obras de teatro como El pasajero, La cirugía y La línea púrpura, piezas que, en cautivadora brevedad formal, contienen una profundidad teatral extraordinaria. En ellas, las tramas se despliegan con elegancia e ironía, invitando al espectador a sumergirse en mundos que nos resultan reconocibles, graciosos espejos de la reflexión sobre las contradicciones y paradojas del ser. En estas obras de María, el humor viaja más lejos que el entretenimiento, para convertirse en forma de resistencia frente a la banalidad y lo predecible.
María escribe como actúa: con el cuerpo entero. Vive una dramaturgia que parte de la observación aguda de lo cotidiano al mismo tiempo en que se apoya en lo poético y simbólico. Para ella la palabra es una praxis, un acto de libertad, soberanía de sí misma.
Más tarde, ya como directora, su mirada se transforma en arquitectura: sabe cómo habitar el espacio escénico, así como implementar fórmulas para trazar el movimiento de las emociones en escena y construir atmósferas con una utilización precisa de recursos.
Artista total, María Peregrina no se conforma con los lenguajes establecidos. Actualmente se encuentra inmersa en proyectos de exploración artística que combinan literatura, imagen y memoria. Uno de los más singulares es la creación de historias a través de cartas, postales y cuadros pintados por ella misma. Se trata de una suerte de narrativa expandida, donde el relato transcurre por varios canales, fragmentándose y reconfigurandose a través de lo visual y lo manuscrito. Estos trabajos, profundamente personales, abren nuevas posibilidades expresivas en la intersección entre lo epistolar y lo plástico, lo teatral y lo pictórico.
La pintura y la fotografía son para María mucho más que medios vitales de exploración artística. A través del lienzo y la lente, ensaya nuevas maneras de representar la realidad, generando un juego del color, la textura y la luz para volver a interpretarlo todo. Es en ese juego entre formas y lenguajes donde se revela la coherencia de su universo creativo: una artista que transita con soltura entre la escena y la palabra, entre la risa y la reflexión, entre el instante y la memoria.
María Peregrina no es una intérprete… es una creadora. Una presencia inquieta, lúcida y generosa que habita el arte como modo de vida contestatario y en lucha de emancipación.
Una mirada que no se detiene.
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