7 años de militancia en el Movimiento por la Paz el Desarme y la Libertad (MPDL) me dieron la oportunidad de explorar el teatro social como actriz y directora en los más variopintos escenarios de corte alternativo.

Un verdadero placer interpretar, entre otras, a Lucía Lisis, prostituta de alto standing y líder sindical que condujese a la huelga sexual a sus colegas para utilizar el "ayuno forzado" como herramienta de presión, al más puro estilo Lisístrata. 

Compartí escenario con maravillosos artistas, unos de profesión, otros de vocación, en una búsqueda generosa de nuestro granito de arena. Construyendo sociedad y valores a través del teatro. Entre los retos y alegrías que me proporcionó este proyecto estuvieron esos días en que éramos más actores sobre el escenario que personas en el público o esos días en que teníamos la sala llena con colectivos de adolescentes en riesgo de exclusión, que iban, por qué no decirlo, obligados y que nos gritaban todo tipo de burradas antes de que saliéramos a escena, pero que, una vez comenzábamos y tomábamos las riendas mostraban ese interés nutricio con su silencio absoluto que nos hacía sentir infinita gratitud por haber sido valientes y salir a actuar. Pues el teatro que proponíamos era a la postre sanador y constructivo para ellos y para nosotros.

De interpretar al Pelícano en la Leyenda del Unicornio aprendí que soy perfectamente capaz de aprenderme, prepararme y resolver un musical en verso, con canciones y coreografía incluidas en dos días. Pero que hay personajes que son, literalmente, muy pesados de sostener (como era el caso de la cabeza del pelícano). Desde aquí doy las gracias al ingenio heredado de mi yayo y mis ancestros y a dos viejos leotardos de lana que, atados a la cintura en un invento que no por "ranchero" al interior, dejaba de ser eficaz y poderoso por ayudarme a sostener un peso que mi cabeza y mi cuello de otra manera no hubieran podido soportar sin lesionarse.

Hay personajes que no nos corresponden, y es perfecto que así sea, por más que hayamos superado el reto, con ingenio y con talento, de interpretarlo alguna vez.

Hay personas y profesionales que por la condición de su espíritu, las memorias de escasez que conforman su carácter (aprendidas o aprehendidas), karma, autosabotaje o falta de visión a largo plazo pueden entrar a formar parte de una o varias "listas de pendejos".
¿Esto qué implica? ¿Qué significa?
Implica que hay personas, colectivos, productoras, instituciones, compañeros de profesión, e inclusive, otros pendejos, más o menos desahogados, más o menos abusivos, más o menos conscientes de su propia condición o actitud para contigo que te incluyen sin que apenas te des cuenta en su "lista de pendejos".
Ellos saben, porque se lo has demostrado, que eres un teso y respondes, y que les salvas el culo, el semestre, el espectáculo, la gira y lo que haga falta sin darle (porque no la dabas) importancia a la energía de intercambio aquí en la Tierra, a cambio de una promesa que sólo estaba en tu cabeza (porque a ti, que eres decente, o lo intentas o lo has intentado) tus valores, tu educación y tu ética así te lo indican, que después de ese esfuerzo que no está remunerado, porque aquello eran limosnas, no un intercambio justo, después de ese palizón que tú te das para que el show pueda continuar, más allá del marrón (o los marrones) que te comes y te has comido, cuando haya tiempo (para que puedas prepararte las cosas bien, no a toda carrera con un estrés del copón, de padre y muy señor mío), presupuesto (para que puedas cobrar una remuneración justa o simplemente cobrar) o proyectos interesantes (que suponen un estímulo como profesional) te van a llamar, van a contar contigo, porque no sólo demostraste tu valía, antes bien tu lealtad (no merecida) tu forma de ser, de trabajar y de estar en el mundo y la pusiste al servicio de sus espectáculos, sus empresas, sus proyectos, sus delirios, pero... lo cierto... Lo cierto fue, lo cierto ha sido que esas semillas que plantaste, una y otra y otra vez no han germinado en forma de valor correspondido, sino de valiosos aprendizajes y alimento para el alma. Pues la "lista de pendejos" es un documento interno, secreto y no escrito, que se pasan unos a otros y es un lugar donde tú mismo te metes y tú mismo debes salir. ¿Cómo? Reclamando el lugar y la legitimidad que como profesional te corresponde. 

¿Quieres que te solucione esto? Fenomenal, yo te lo soluciono, pero págame en condiciones, dame un contrato digno y la garantía por escrito de priorizar mis colaboraciones cuando haya proyectos interesantes. Pues soy artista, mas no un ser etéreo, yo también habito un cuerpo en tercera dimensión y, como todos tengo que comer.
También tengo un corazón que se siente cuando se sabe utilizado, hecho de menos, minusvalorado y, os lo creáis o no, por hermosa que sea mi sonrisa, la compañía eléctrica no la acepta a cambio como pago a las facturas.


Dicho esto, desde aquí, desde ahora, doy las gracias a todas esas productoras, las de primera línea y las de medio pelo, a esas televisiones, actores, directores, granujillas, seres que se rigen por la ley de "la parte ancha del embudo", gracias, gracias, gracias por enseñarme de manera implacable tantas cosas sobre mí, por enseñarme a negociar, a valorar... lo que yo valgo y convertirme en  la ligresa que soy a día de hoy. Doy las gracias a todos y cada uno de los que me han hecho formar parte de su lista de pendejos por por todas las inefables lecciones de amor que sólo estando incluida podía experimentar, pues a la postre me enseñásteis tanto sobre mí misma...

Así fue, lo reconozco, yo misma me puse a la cabeza de muchas de vuestras listas, pero hoy, a Dios gracias, estoy fuera de todas y cada una de ellas. Reconozco nuestro pacto divino y me despido de vosotros y vuestras listas con amor, alegría y agradecimiento. Y ahora elijo vivir desde el amor, la abundancia lo que me quede en la Tierra. Recuerda, si tú entras, tú también sales.